Cuidados vegetales: feminismos y ritmos reproductivos

En Hortigas nos gustan los cuidados, tejer redes y hablar en femenino. Cuidamos nuestras plantas, las vemos crecer y luego nos las comemos con mucho gusto, porque hemos vivido el proceso, y porque sabemos muy bien los cuidados que hay detrás de cada una de nuestras verduras.

Como cooperativa agroecológica y autogestionada que somos y construimos entre todas, deseamos que cuidar implique organización, compromiso, colaboración, solidaridad y corresponsabilidad en las tareas (pago de cuota, participación en la huerta, las comisiones, las asambleas y los eventos festivos), tareas que hemos asumido voluntariamente y que vamos a compartir con solidaridad.

Cuidar es dar o hacer “algo” para ser o estar mejor. Como cuidamos lo que queremos, cuidar en Hortigas implica cariño, amor y un trato respetuoso y con mimo. Implica establecer buenas relaciones, como una familia o una comunidad en donde, a pesar de las diferencias, nos conocemos y prestamos apoyo y ayuda cuando lo necesitamos. Para conocernos, la participación es imprescindible, así como los espacios de evasión, las fiestas, las cañas después del reparto y la huerta.

Eso sí, cuidar implica también una buena dosis de empatía, escucha, paciencia, sinceridad, trabajo en equipo y respeto a las personas, así como acoger y dar la bienvenida a las nuevas con un protocolo de entrada para informarlas, conocerlas y que conozcan bien el proyecto en el que se integran para que se sientan parte de ello.

¿Y qué tiene que ver todo esto con los feminismos? Pues tiene que ver con poner en valor y visibilizar los cuidados reproductivos, es decir, los necesarios para sostener la vida, por encima de labores centradas en la producción masificada e insostenible.

Esta forma de relacionarnos y funcionar está inspirada en los aportes y propuestas de los feminismos y, aunque somos un grupo de personas muy diversas y no todas se identifican plenamente con ellos, para la cooperativa es fundamental tener estos valores involucrados en nuestras prácticas diarias y propiciar espacios de aprendizaje, debate, transformación y reflexión que nos acerquen hacia esa meta. Formar parte de una organización que tiene esto en cuenta, y que se basa en los cuidados y en el consumo responsable, nos permite ver con un poco más de perspectiva las inequidades que provoca el sistema heteropatriarcal y capitalista imperante, así como generar herramientas y acciones para contrarrestarlo.

 

 

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